3.1 La Biblia tiene su clave
Como todos sabemos y más adelante lo vamos a analizar mejor, para los cristianos, la Biblia consta de dos grandes partes, que llamamos el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento. Y también sabemos que la línea divisoria entre ambos es Jesucristo: con El, en efecto, se inicia el Nuevo Testamento. Sin duda es así, pero esto no significa que Jesús no tiene mucho que ver con el Antiguo o que está al margen de él.
Pensar de esta manera -como sucede a veces inconscientemente- sería un gravísimo error. La Biblia es una sola. Es como una planta que hunde sus raíces en el Antiguo Testamento y florece en el Nuevo. Y las dos partes que la componen encuentran su unidad en Cristo. El es la clave que nos permite descifrar su sentido más profundo. "Toda la Biblia gira alrededor de Jesucristo: el Antiguo Testamento lo considera como su esperanza, el Nuevo Testamento como su modelo, y ambos como su centro". Esta expresión de Pascal - matemático, físico y filósofo del siglo XVII- resume muy bien el lugar de Cristo dentro de la Escritura.
Por eso, cuando San Jerónimo - el gran traductor de la Biblia a la lengua latina en el siglo IV afirmaba que "ignorar las Escrituras es ignorar a Cristo", no se refería solamente a los Libros inspirados por Dios después de su venida, como son los Evangelios y el resto de los escritos apostólicos. Lo que quiere decirnos es que tampoco se puede conocer debidamente a Jesucristo si se desconoce lo que está contenido en los Libros Sagrados anteriores a El.
3.2 Las "palabras" y la "Palabra" de la Biblia
Jesús fue llamado "el profeta de Nazaret" y lo es de verdad. Pero no como uno más entre los tantos que Dios envió a su Pueblo "en muchas ocasiones y de diversas maneras". El es el Profeta en quien se cumplen todas las profecías. Más aún, lejos de ser el mero transmisor de una palabra que se le había confiado, El es la palabra en persona. La Palabra única y definitiva, la "última" Palabra con la que Dios nos dice lo que antes había dicho con muchas palabras.
Más aún, el Apóstol san Pedro llega a decirnos en una de sus Cartas que era "el Espíritu de
Cristo el que estaba presente en los profetas" del Antiguo Testamento, inspirándolos e iluminándolos. Lo que equivale a reconocer que Cristo es por igual el gran "protagonista", tanto del Antiguo Testamento cuanto del Nuevo Testamento. Con razón, entonces, El desafiaba a sus adversarios, diciéndoles: " Ustedes escudriñan las Escrituras pensando que encontrarán en ellas la vida eterna, y justamente ellas dan testimonio de mí". Juan 5,39
3.3 Cristo nos habla por muchas bocas
Así se explica que el Señor haya dicho: "Es necesario que se cumpla todo lo que está escrito de mí en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos" Lucas 24,44; o sea, en todo lo que es para nosotros el Antiguo Testamento. El Evangelio pone esta advertencia en labios de Jesús resucitado, y agrega: "Entonces les abrió la inteligencia para que pudieran comprender las Escrituras". Lucas 24,45; También leemos en otra parte del Evangelio que, cuando Jesús resucitó, sus discípulos "creyeron en la Escritura".
No es de extrañar, en consecuencia que uno de los Documentos del II Concilio Vaticano declare que "cuando se lee en la Iglesia la Sagrada Escritura es el mismo Cristo quien nos habla". El mismo Cristo por boca de Moisés de Isaías o de cualquiera de los escritores sagrados. De ahí que los autores de los Evangelios hayan releído el Antiguo Testamento buscando y encontrando en él a Cristo, como lo recordaremos al tratar sobre los diversos "sentidos" de la Biblia. Por algo solía decirse antiguamente que "la Ley llevaba a Cristo en su seno".
A la luz de Jesucristo todo se aclara y hasta los textos aparentemente menos importantes de la Biblia adquieren una nueva e inesperada dimensión.
Con razón decimos en cada Vigilia Pascual: "Cristo ayer y hoy; Principio y Fin; Alfa y Omega. A El pertenece el tiempo y la eternidad. A El sea la gloria y el poder por los siglos de los siglos". Es fundamental que tratemos de familiarizarnos con esta idea. Sólo así podremos sacarle a la Biblia "todo el jugo" posible. Y esta es, por otra parte, la única forma de leerla "cristianamente".
La Iglesia siempre ha venerado las Sagradas Escrituras como el mismo Cuerpo de Cristo, porque, sobre todo, en la liturgia, no deja de alimentarse con el Pan de Vida y de distribuirlo a los fieles tomándolo de la Mesa, tanto de la Palabra de Dios como del Cuerpo de Cristo. (Documento: Constitución sobre la Revelación divina, 21)
3.4 Texto Bíblico para estudiar
Lucas (Lc.) 24,13-35
LOS DISCÍPULOS DE EMAÚS
Aquel mismo día dos discípulos se dirigían a un pueblecito llamado Emaús, que está a unos doce kilómetros de Jerusalén, e iban conversando sobre todo lo que había ocurrido. Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se les acercó y se puso a caminar con ellos, pero algo impedía que sus ojos lo reconocieran. El les dijo: «¿De qué van discutiendo por el camino?» Se detuvieron, y parecían muy desanimados. Uno de ellos, llamado Cleofás, le contestó: «¿Cómo? ¿Eres tú el único peregrino en Jerusalén que no está enterado de lo que ha pasado aquí estos días?» «¿Qué pasó?», les preguntó. Le contestaron: «¡Todo el asunto de Jesús Nazareno!» Era un profeta poderoso en obras y palabras, reconocido por Dios y por todo el pueblo. Pero nuestros sumos sacerdotes y nuestros jefes renegaron de él, lo hicieron condenar a muerte y clavar en la cruz. Nosotros pensábamos que él sería el que debía libertar a Israel. Pero todo está hecho, y ya van dos días que sucedieron estas cosas. En realidad, algunas mujeres de nuestro grupo nos han inquietado, pues fueron muy de mañana al sepulcro y, al no hallar su cuerpo, volvieron hablando de una aparición de ángeles que decían que estaba vivo. Algunos de los nuestros fueron al sepulcro y hallaron todo tal como habían dicho las mujeres, pero a él no lo vieron.» Entonces él les dijo: «¡Qué poco entienden ustedes, y qué lentos son sus corazones para creer todo lo que anunciaron los profetas! ¿No tenía que ser así y que el Mesías padeciera para entrar en su gloria?» Y les interpretó lo que se decía de él en todas las Escrituras, comenzando por Moisés y luego todos los profetas, Al llegar cerca del pueblo al que iban, hizo como que quisiera seguir adelante, pero ellos le insistieron diciendo: «Quédate con nosotros, ya está cayendo la tarde y se termina el día.» Entró, pues, para quedarse con ellos. Y esto sucedió. Mientras estaba en la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio, y en ese momento se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero ya había desaparecido. Entonces se dijeron el uno al otro: «¿No sentíamos arder nuestro corazón cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?» De inmediato se levantaron y volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once y a los de su grupo. Estos les dijeron: «Es verdad. El Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón.» Ellos, por su parte, contaron lo sucedido en el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.
Palabra del Señor: Gloria y Honor a ti Señor Jesús
Video:
3.4.1 Método para el estudio
Para estudiar este texto bíblico utilizaremos el método sencillo de 5 pasos:
1- Los personajes con sus características que se menciona en el texto bíblico.
a. Cleofás, Esposo de María, madre de Santiago el menor y de José y Salomé
Juan 19,25 “Cerca de la cruz de Jesús estaba su madre, con María, la hermana de su madre, esposa de Cleofás, y María de Magdala.”
Marcos 15,40 “Había unas mujeres que miraban de lejos, entre ellas María Magdalena, María, madre de Santiago el Menor y de José, y Salomé”
b. Compañero de Cleofás (no aparece el nombre de esta persona, probablemente sea el mismo autor Lucas o Simon que se menciona al final del texto biblico)
c. Jesús
2- Momento en que sucede el texto bíblico
Al tercer día de la resurrección de Jesús
3- Ubicación geográfica
De Jerusalén a Emaús (12km)
4- Existe relación este texto bíblico con otro texto bíblico?
Si, Jesús hace referencia de las Sagradas Escrituras y los discípulos también
o Isaias 50,6 “He ofrecido mi espalda a los que me golpeaban, mis mejillas a quienes me tiraban la barba, y no oculté mi rostro ante las injurias y los escupos.”
o Isaias 52,13 “Ahora llega para mi servidor la hora del éxito; será exaltado, y puesto en lo más alto.”
o “La lamentación que habrá en ese día, en Jerusalén, será tan grande como la que se celebra para Hadad Rimón en la llanura de Meguido.” Zacarias 12,11
o Salmo 22,19 “Reparten entre sí mis vestiduras y mi túnica la tiran a la suerte.”
Jesús menciona los libros de Moisés (pentateuco) Génesis, Éxodo, Levíticos, Números, Deuteronomio (son libros que se leen de costumbre en las sinagogas)
5- Mensaje principal.
3.4.2 Preguntas para reflexión en grupo
1. ¿Hemos tenido alguna decepción o desanimo en la iglesia, después de un retiro, celebración, oración, etc.? Explica brevemente
2. ¿Has conversado con Jesús acerca de tus desánimos?
3. ¿Qué entenderías en Lucas 24,25 si Jesús te dijera esa frase?
4. En la celebración de la misa reconoces: la liturgia de la palabra y la eucaristía en este texto bíblico? explica
3.5 Para orar
"Lo que me consuela en la aflicción es que tu Palabra me da la vida" Sal. 119. 50
3.6 Propósito para desarrollar lo aprendido
1- Anotar o presta atención el la primera lectura, salmo y segunda lectura que escuches en cualquiera las misas de esta semana e identifica si se refieren o hablan de Jesús.
2- Lee Juan 5,39-43 que debemos hacer para tener vida eterna? Es solo leer la biblia y aprendérsela de memoria?
3- Cuando observes a alguien desanimado, acércate y pregúntale lo que le sucede, aunque no te quiera decir, has platica comenzando que también estaban desanimados dos discípulos de Emaús por lo que había sucedido, hasta hacerle las mismas preguntas que recibiste en la reflexión y termina orando por el.
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